Hace
unos días buscando por la red información sobre educación física y el
síndrome de asperger encontré un artículo que me llamó la atención.
Dicho artículo es de la Confederación Asperger España y se llama “E
ducación Física y Síndrome de Asperger: algunas recomendaciones prácticas“. Me pareció interesante encontrar información escrita sobre la temática aunque rápidamente me termine desilusionando.
En
el articulo se describe, claramente, todas las problemáticas que se le
presentan a los niños para realizar la clase de educación física pero no
se da ninguna solución para poder mejorar la participación en la clase
sino todo lo contrario. Hacia el final dice textual: “Hay autores
que recomiendan incluso que a los niños con síndrome de Asperger se les
dispense de hacer gimnasia mediante un certificado médico, esto es algo
que queda a la elección de los padres y de los profesionales. En muchos
casos se recomienda que no den una de las clases de E. F. para dedicarse
a ir al aula de apoyo a trabajar aspectos en los que tengan
dificultades o simplemente para que trabajen solos en su clase sobre
deberes escritos (ya que son muy lentos escribiendo), haciendo tareas
atrasadas o en el mejor de los casos a llevar a cabo en ese tiempo algún
programa de habilidades sociales dirigido por el gabinete de
orientación del centro”.
Cuando
leí este párrafo en lo primero que pensé fue en los padres y
profesionales que, por falta de conocimiento hicieron, hacen y harán
caso a esta recomendación. Esto me preocupó y me obligó a tener que
escribir este artículo.
¿Como aprendemos? El cuerpo
Está
comprobado científicamente que solo aprendemos el 10% de lo que leemos y
el 20% de lo que escuchamos. Sin embargo, aprendemos el 90% de las
cosas que practicamos y hacemos con nuestro cuerpo. Todo lo contrario a
lo que la sociedad en su mayoría piensa, el cuerpo en el aprendizaje
tiene un papel altamente preponderante. Y esto no es casualidad, la
naturaleza nos proveyó del sistema nervioso con un solo fin, la
supervivencia. Nuestro cuerpo y la posibilidad de aprender de nuestras
experiencias nos hicieron sobrevivir y evolucionar hasta lo que somos
hoy en día. Entonces, ¿por qué creer que NO realizar la clase de
educación física es beneficioso para un niño?
¿Que es la educación física? ¿Cuál es su papel en la actualidad?
A
título personal, la educación física es una disciplina que, a través
del uso del propio cuerpo, ayuda a la formación integral del ser humano.
Cuando hablamos de integral no sólo nos referimos exclusivamente a
actividades deportivas sino también a otras actividades relacionadas con
áreas tales como: las ciencias naturales, sociales, las matemáticas o
la lengua (castellana en nuestro caso). En definitiva, es una disciplina
transversal a todas las otras asignaturas que se dictan en la escuela. A
través del juego motor podemos aprender acompañados de otros niños, de
forma creativa y divertida por ejemplo los colores, los números, las
letras, el cuidado del medio ambiente, entre otras cosas.
Entonces,
¿por qué sería conveniente ir al aula de apoyo o hacer un programa de
habilidades sociales antes que realizar educación física? ¿Qué mejor
programa de habilidades sociales que jugar con mis compañeros de aula?
Mitos y realidades: el síndrome de asperger, el juego y la educación física
Uno
suele leer o escuchar muchas veces comentarios tales como: “a los niños
con síndrome de asperger no les gusta jugar”; “los niños con asperger
odian la actividad física”; “a los niños con asperger no les interesa
hacer amigos”. Nada más alejado de la realidad.
Siempre
suelo decir que a todos nos gusta jugar y si a un niño no le gusta es
porque algo está pasando que no le permite disfrutar con otros de esta
actividad lúdica.
Y esto es lo que
realmente pasa con los niños con síndrome de asperger. El juego motor no
es una actividad menor en el desarrollo del ser humano sino todo lo
contrario. En él ponemos en juego todas nuestras habilidades motoras y
cognitivas. Por ejemplo, en las escondidas se ponen en juego nuestras
destrezas motoras, la conciencia que tenemos de nuestro propio cuerpo,
la habilidad para ponernos en el lugar del otro, la atención, la
inhibición para no hacer ruido. Un montón de habilidades que son
aprendidas de forma espontánea en el desarrollo y que en los niños con
síndrome de asperger deben ser enseñadas y estimuladas de forma
específica en las distintas terapias de los niños.
Con lo cual me pregunto:
¿No
será que no les brindamos espacios lúdicos donde generalizar todas
estas habilidades aprendidas en distintas terapias? ¿Qué rol le damos al
juego motor y la educación física en las distintas terapias de los
niños con Síndrome de Asperger? ¿Cuan beneficioso puede ser aprender a
jugar?
El
juego motor inicia en los primeros meses de vida y se desarrolla
durante toda la infancia siendo este un medio importantísimo para el
aprendizaje de nuevas e indispensables habilidades. En los primeros doce
meses desde el nacimiento las habilidades motoras que aprendemos se
reducen a un único objetivo: caminar. Este es un hito importantísimo en
el desarrollo. El infante empieza a conocer el medio que lo rodea de una
manera mucho más activa, ya que ahora, puede alcanzar por sí solo
nuevos entornos y llegar a espacios que antes no podía. En los
siguientes meses y alcanzando este gran hito del desarrollo vendrán
nuevas destrezas tales como correr, saltar o trepar. Y así nuevos
desplazamientos con los que podrá relacionarse de una manera más activa
con el medio que lo rodea. En toda esta etapa el juego que va predominar
es el juego sensoriomotor que consiste en repetir una y otra vez una
acción por el puro placer del movimiento y conocimiento del propio
cuerpo.
A partir de los tres años, en
paralelo con el comienzo de la escolaridad, aparece el juego simbólico
en combinación con las nuevas destrezas aprendidas antes mencionadas.
Como
consecuencia en la clase de educación física van a aparecer juegos que
tengan que ver con “saltar charcos de agua”, “imitación de
desplazamientos de distintos animales como el perro, la rana, el mono,
el canguro”. De una manera divertida y motivadora se brindan estímulos
necesarios al cuerpo del niño para, por ejemplo, aumentar su tono
muscular, dando como resultado una mejor postura, mayor resistencia al
estar sentados, obteniendo así una mayor atención hacia la maestra o el
pizarrón.
Es en esta etapa donde empiezan los problemas para jugar de los niños y niñas con síndrome de asperger.
Pedro
Pedrito
es un niño muy charlatán y amoroso, cuenta su maestra de preescolar que
a la edad de cinco años ya puede contar hasta cincuenta, escribir su
nombre sin problemas, sabe las letras y lee palabras. A nivel académico
está adelantado a la mayoría de sus compañeros de aula. Tiene una forma
de expresarse muy peculiar y todo el tiempo habla solo de lo que a él le
interesa (los dinosaurios). El problema está en los momentos de juego,
tanto cuando los niños van al parque como en la clase de educación
física. La maestra comenta que cuando van al parque Pedro se aísla y
prefiere no jugar. Solo se queda mirando y leyendo el manual de
instrucciones que tiene cada juego. El profesor de educación física
relata que el niño demuestra desinterés en la clase, como si no
entendiera lo que le propone. Lo único que hace a la hora de jugar es
correr atrás de sus compañeros sin sentido alguno y a los cinco minutos
de la clase, se suele escapar atrás de una columna o algunas veces sale
corriendo al baño.
Por
estos motivos recibí el llamado de la psicopedagoga del jardín, nos
conocíamos casualmente de haber trabajado con otros niños con problemas
en el desarrollo. Sabiendo que me dedico a enseñarles a jugar a niños
con estas características, me pide si la puedo ayudar con Pedro. Decido
ir a observar el momento de juego del parque y la clase de educación
física. En el momento del parque me atrevo a hablar con él, previamente
me aprendí algunos dinosaurios.
–
Hola Pedro! Me comentaron que te gustan los dinosaurios. (Abrió los ojos
y me miró). Tengo uno en mi celular ¿Quieres verlo? Sonríe
– Siiiiii. Me responde.
– Se lo muestro.
– Un Tiranosaurio Rex corriendo!!!! Exclama
Ese
fue nuestro primer acercamiento. Le hice saber que lo iba a tener en
cuenta y que lo que le gustaba era interesante para mí también.
Le
pregunté al profe que juegos realizaba en la clase. Me expreso que el
juego favorito de los niños era robarle el tesoro al monstruo dormilón.
Entonces quedamos en modificarlo un poco con algunas indicaciones que le
iba a dar. En primer lugar, le dije que el juego tenía que tener un
condimento que era fundamental, los niños sin ninguna explicación debían
saber qué hacer, cuanto hacer, cuando hacer y cómo hacer para jugar
solo mirando los materiales. En resumen, las ayudas (visuales,
auditivas, de material, etc.) debían dar información sobre estas cuatro
preguntas. La segunda indicación fue que, en principio, en el juego
tengamos en cuenta su tema de interés: “Los Dinosaurios”. La tercera
sugerencia consitía en que, si llegaba a participar, la experiencia
debía ser altamente positiva. Esto consistía en que sea efectivo en el
juego y no provocáramos frustración en él. La cuarta y última
estrategia sería que durante el juego los chicos se tomarían dos recreos
y en cada corte le preguntaríamos a pedro como se siente (divertido,
aburrido o cansado) para evitar que pedro se escape sin poder poner en
palabras lo que estaba sintiendo. En resumen:
– Ayudas para una mejor comprensión del juego.
– Usar una temática que motive al niño.
– Que la experiencia sea altamente positiva.
– Y recreos para que el niño pueda expresar lo que siente y no llegue a cansarse ni saturase de los estímulos del ambiente.
Así
que el juego modificado se pasó a llamar: “rescatando a los dinosaurios
de las garras del monstruo”. Marcamos dos círculos y les pusimos conos
arriba. Uno de color rojo, con conos del mismo color, que iba a ser la
casa del monstruo y el segundo de color verde que iba a ser la casa de
los dinosaurios. Imprimimos 30 dinosaurios y los esparcimos en la casa
del monstruo. los niños, iban a tener que rescatar a sus amigos los
dinosaurios corriendo de una casa a otra mientras el monstruo durmiese.
Pusimos un timer que nos avisaría cuando empezaría y terminaría el juego. Así que ya estábamos listos para jugar.
Cuando
el profesor contó de que se iba a tratar el juego Pedro abrió los ojos y
no lo podía creer. Empezó a saltar y correr en círculos. Agarro las
imágenes de los dinosaurios y empezó a decir los nombres de cada uno de
ellos, se los sabía a todos. Ayudó al profesor a poner los dinosaurios
en la casa del monstruo y se implicó en el juego como nunca. Por primera
vez habían tenido en cuenta su tema de interés. No era cualquier cosa,
eran sus dinosaurios. Su mundo y el del juego se unían por primera vez
para disfrutarlo junto a sus compañeros. Se volvió un momento mágico.
Una conclusión superadora
La
educación física y el juego motor pueden mejorar notablemente la
autoestima, reducir el estrés, la ansiedad y aumentar las ganas de estar
con otros niños. Además, pueden servir de puente para generalizar lo
aprendido en las distintas terapias que se realizan de forma individual.
En el juego no sólo se ponen en cuestión las destrezas motoras, sino
también las habilidades para integrar los distintos estímulos del
ambiente, las habilidades cognitivas, y también las sociales.
Podríamos concluir en que si el proceso de enseñanza en la clase de educación física:
– Está bien organizado.
– Va de lo más simple a lo más complejo.
– Tiene una coherencia con lo ya aprendido.
Ayudaremos a que el aprendizaje del niño sea más efectivo. Y si la clase del día a día:
– Tiene las ayudas necesarias que le permitan jugar de forma independiente.
– Se le de importancia a la motivación del niño.
– Se le brinden experiencias positivas.
– Y se le dan distintas formas de comunicación.
La
participación de los niños con Síndrome de Asperger seguramente será
mayor y así, en un espacio exclusivamente lúdico en la institución
escolar, como la clase de educación física se podrá respetar uno de los
derechos más importantes de la infancia: el derecho a jugar.
https://autismodiario.org/2016/09/23/educacion-fisica-sindrome-asperger/