sábado, 9 de mayo de 2020

Síndrome de Asperger ¿No es una limitación? ¿Es un estilo de vida diferente?

Síndrome de Asperger ¿No es una limitación? ¿Es un estilo de vida diferente?




Hay algunos síndromes que no son necesariamente limitaciones y solo representan un estilo de vida diferente.
El síndrome de Asperger hay muchas personas que defienden que es un ejemplo de ellos, un tipo de trastorno del espectro autista que se manifiesta produciendo (a veces) deficiencias en la coordinación motora, en la interacción social e inusuales patrones de conducta puesto que a los Asperger les cuesta reconocer las señales paralingüísticas o no verbales de otras personas, e incluso, las propias (y es por ello que al comunicarse parecen torpes).
   Suelen ser excesivamente directos y poco diplomáticos pero algunos especialistas les catalogan como personas con comportamientos increíbles por su entendimiento absolutamente racional.
   Como decimos, el sujeto muestra principalmente severas dificultades en la interacción social y en la comunicación. No se observa retraso en el desarrollo del lenguaje, no existiendo una perturbación clínicamente significativa en su adquisición. No hay retraso, por ejemplo, en la edad de aparición de las primeras palabras y frases, aunque pueden existir particularidades cualitativas (por ejemplo gramaticales) que llamen la atención.
   Así pues, se encuentra perturbada la capacidad para reconocer intuitivamente las señales no verbales o paralingüísticas emitidas por otras personas y también para realizar lo equivalente enviando las propias, pero se puede adquirir esa habilidad de forma aprendida aunque no dispongan de ella de forma natural. Es por todo eso que el contacto y el comportamiento comunicativo de los que tienen el síndrome de Asperger parece tan extraño, torpe o como una variante leve del autismo (Síndome de Kanner). Sin embargo, debido a que su inteligencia es normal, el entorno no los percibe como personas con autismo sino como personas con un comportamiento «raro» o «sorprendente».


El síndrome puede ser detectado a partir del tercer año de vida. La forma en que se manifiesta varía mucho entre los diferentes individuos que lo padecen. Supone una discapacidad para comprender el mundo de lo social que se manifiesta al nivel de comportamientos sociales inadecuados, proporcionándoles a ellos y sus familiares problemas en todos los ámbitos.
Los déficits lingüísticos están presentes en las dificultades para seguir el ritmo de la conversación y es frecuente la alteración de la prosodia (entonación, volumen, timbre de voz, etc.). Suelen ser también ser deficitarios los patrones de contacto ocular, gestual, etc. Muestran dificultades con la comunicación no verbal, interpretan el lenguaje de forma literal, son inflexibles a nivel de comportamiento (no les gustan los cambios, se sienten mejor con rutinas que con sorpresas y alteraciones en su día a día), tienen dificultades en la planificación así como en la interpretación de sentimientos tanto propios como ajenos, debido a una dificultad en la teoría de la mente (ToM) y en la coherencia central, razón por la cual también les resulta difícil la abstracción de conceptos. También pueden tener problemas para  mantener el contacto ocular o una correcta coordinación motora.
   Aunque no se dan en todos los casos el hecho de no mirar a su interlocutor al hablar o de presentar cierta torpeza motriz, sobre todo en la infancia, son rasgos más que frecuentes que se ven rápidamente en los niños y niñas. Lo normal es que los pequeños tarden mucho a aprender a montar en bici sin ruedines, les cueste abotonarse la ropa, tarden mucho tiempo o incluso nunca consigan aprender a hacer un lazo (por ejemplo la lazada de los cordones de los zapatos), etc.


   Hasta hace bien poco se consideraba un raro y extraño síndrome pero gracias a las investigaciones más recientes ahora sabemos que es bastante habitual. De hecho se estima que hay entre uno y cinco casos por cada mil nacimientos que se dan en España y que tiene más incidencia en niños que en niñas.
Bien, la incidencia nunca estará clara del todo si no conseguimos mejorar los diagnósticos y visibilizar los rasgos del Asperger para que no solo los profesionales de la salud lo detecten. Consiguiendo que la población general conozca los primeros síntomas muchos maestros y profesores y muchos familiares podrían sospechar la existencia de un síndrome de Asperger o de cualquier otro trastorno neurológico y poner al menor a disposición de los servicios psicológicos mucho antes. En cuanto una mayoría de la gente sepa reconocer los rasgos el número de diagnósticos aumentará considerablemente.



Por otro lado la prevalencia mayor en chicos que en chicas es un hecho que hay que poner en cuarentena porque, si bien es cierto que hoy por hoy se dan muchos más casos en varones que en mujeres, también es cierto que los rasgos femeninos son sustancialmente diferentes y, por tanto, pasan desapercibidos con más frecuencia que los rasgos masculinos, aparte de que los instrumentos usados para diagnóstico siguen siendo los que se diseñaron para niños, varones, de clase media y, en principio, de raza aria. Esto hay que cambiarlo con urgencia ya que el síndrome de Asperger aparece en personas de cualquier raza o etnia, de ambos sexos, de cualquier edad, etc.

https://www.mundoasperger.com/2017/07/sindrome-de-asperger-no-es-una.html

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