Esa palabra curiosa “distimia” y como se relaciona a el autismo
El
bienestar subjetivo (BS) es un área de interés en la psicología que se
centra en cómo las personas experimentan la calidad de sus vidas. En
última instancia se trata de un campo subjetivo basado en la
introspección y el resultado de cuestionarios. Mi propia impresión es
que muchas personas con autismo no están satisfechos con la calidad de
sus vidas y sufren un desequilibrio entre lo que ellos desean y el hecho
de que no tienen disponibles los medios para alcanzar los mismos. Este
desequilibrio puede procrear una tendencia a percibir la vida de una
manera negativa. Si el desequilibrio no se reconoce y se aborda con
prontitud el individuo puede caer en un estado de desesperación en el
cual él/ella se sentirá indefenso bajo cualquier circunstancia
desagradable. Esta falta de control sobre el resultado de nuestras
experiencias talla una ruta de acceso a la depresión.
La ausencia de la felicidad es la
depresión y todo el mundo experimenta la misma de manera diferente.
Algunos de los síntomas de la depresión son bien conocidos e incluyen
desesperanza, cansancio, pérdida de interés en las actividades diarias,
irritabilidad o ira excesiva, y problemas de sueño. Cuando estos
problemas persisten por largos períodos de tiempo (años), los pacientes
pueden tener lo que se conoce como “distimia”
cuyo origen proviene de una palabra griega que significa mal estado de
la mente o mal humor. El término en sí se ha cambiado a “trastorno
depresivo persistente” en el último Manual Diagnóstico y Estadístico
(DSM-5). Curiosamente no he sido capaz de encontrar estudios sobre la
prevalencia de la distimia en los trastornos del espectro del autismo
(TEA).
Las personas con distimia tienden a
retirarse de las actividades diarias con el fin de evitar un posible
fracaso. Los mismos pueden retirarse a su habitación y jugar con la
computadora pero encuentra poco placer en hacer esto o cualquier otra
actividad. Ellos experimentan una sensación de inutilidad y se culpan
por cosas que ni siquiera han sucedido.
Tanto la naturaleza como la crianza
tienden a jugar un papel en el origen de la distimia. Algunas personas
con distimia tienen una historia familiar de depresión. El estrés, el
aislamiento social y la falta de apoyo social proporcionan factores de
riesgo para la depresión crónica. Estos factores se ven comúnmente en el
TEA.
Dado que la distimia por lo general
comienza en la infancia es importante intervenir a tiempo con el fin de
aumentar la autoestima del individuo. Es importante proporcionar
emociones positivas y actividades gratificantes. Hay que enseñarle al
niño acerca del altruismo y como el mismo permite experimentar algo más
grande que ellos mismos, algo que le catapulta al mundo de los demás.
Ayude a los niños a crear metas, dominio y por lo tanto logros. Haga una
lista de todo lo que les esta estresando, clasifique la sensación de
control que sienten sobre cada uno de ellos y ordénela en orden de
importancia. Esté preparado para buscar la ayuda de un
psicólogo/psiquiatra. Este profesional relacionada a la salud examinará
la familia y sus antecedentes médicos (algunos tipos de medicamentos
pueden precipitar la depresión) y ver si el paciente es candidato a
medicamentos antidepresivos. Otro tipo de terapia puede ser ofrecido por
alguien entrenado en la terapia cognitiva-conductual (TCC). Esta
técnica capacita a las personas a ajustar su linea de pensamiento para
que su vida emocional puede responder adecuadamente a los factores de
estrés. Hay muchos libros de divulgación sobre el TCC y programas
computarizados disponibles a través de Internet.
http://autismodiario.org/2016/01/19/esa-palabra-curiosa-distimia-y-como-se-relaciona-a-el-autismo/
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