miércoles, 27 de enero de 2016

distimia y TEA


Esa palabra curiosa “distimia” y como se relaciona a el autismo

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El bienestar subjetivo (BS) es un área de interés en la psicología que se centra en cómo las personas experimentan la calidad de sus vidas. En última instancia se trata de un campo subjetivo basado en la introspección y el resultado de cuestionarios. Mi propia impresión es que muchas personas con autismo no están satisfechos con la calidad de sus vidas y sufren un desequilibrio entre lo que ellos desean y el hecho de que no tienen disponibles los medios para alcanzar los mismos. Este desequilibrio puede procrear una tendencia a percibir la vida de una manera negativa. Si el desequilibrio no se reconoce y se aborda con prontitud el individuo puede caer en un estado de desesperación en el cual él/ella se sentirá indefenso bajo cualquier circunstancia desagradable. Esta falta de control sobre el resultado de nuestras experiencias talla una ruta de acceso a la depresión.
La ausencia de la felicidad es la depresión y todo el mundo experimenta la misma de manera diferente. Algunos de los síntomas de la depresión son bien conocidos e incluyen desesperanza, cansancio, pérdida de interés en las actividades diarias, irritabilidad o ira excesiva, y problemas de sueño. Cuando estos problemas persisten por largos períodos de tiempo (años), los pacientes pueden tener lo que se conoce como “distimia” cuyo origen proviene de una palabra griega que significa mal estado de la mente o mal humor. El término en sí se ha cambiado a “trastorno depresivo persistente” en el último Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM-5). Curiosamente no he sido capaz de encontrar estudios sobre la prevalencia de la distimia en los trastornos del espectro del autismo (TEA).
Las personas con distimia tienden a retirarse de las actividades diarias con el fin de evitar un posible fracaso. Los mismos pueden retirarse a su habitación y jugar con la computadora pero encuentra poco placer en hacer esto o cualquier otra actividad. Ellos experimentan una sensación de inutilidad y se culpan por cosas que ni siquiera han sucedido.
Tanto la naturaleza como la crianza tienden a jugar un papel en el origen de la distimia. Algunas personas con distimia tienen una historia familiar de depresión. El estrés, el aislamiento social y la falta de apoyo social proporcionan factores de riesgo para la depresión crónica. Estos factores se ven comúnmente en el TEA.
Dado que la distimia por lo general comienza en la infancia es importante intervenir a tiempo con el fin de aumentar la autoestima del individuo. Es importante proporcionar emociones positivas y actividades gratificantes. Hay que enseñarle al niño acerca del altruismo y como el mismo permite experimentar algo más grande que ellos mismos, algo que le catapulta al mundo de los demás. Ayude a los niños a crear metas, dominio y por lo tanto logros. Haga una lista de todo lo que les esta estresando, clasifique la sensación de control que sienten sobre cada uno de ellos y ordénela en orden de importancia. Esté preparado para buscar la ayuda de un psicólogo/psiquiatra. Este profesional relacionada a la salud examinará la familia y sus antecedentes médicos (algunos tipos de medicamentos pueden precipitar la depresión) y ver si el paciente es candidato a medicamentos antidepresivos. Otro tipo de terapia puede ser ofrecido por alguien entrenado en la terapia cognitiva-conductual (TCC). Esta técnica capacita a las personas a ajustar su linea de pensamiento para que su vida emocional puede responder adecuadamente a los factores de estrés. Hay muchos libros de divulgación sobre el TCC y programas computarizados disponibles a través de Internet.

 http://autismodiario.org/2016/01/19/esa-palabra-curiosa-distimia-y-como-se-relaciona-a-el-autismo/


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