Diferencias y Similitudes entre el TDAH y el Síndrome de Asperger
Si bien el TDAH y el Síndrome de Asperger
son entidades independientes, ambas condiciones tienden a presentarse
asociadas con una frecuencia significativamente alta (Gillberg y Ehlers,
1998). Así no es extraño encontrar una alta proporción de niños con el
Síndrome de Asperger que también presentan TDAH.
Los dos trastornos comparten algunos
síntomas hasta el punto de que algunos niños con el Síndrome de Asperger
son inicialmente diagnosticados con TDAH. Dada la significativa
interrelación entre ambos trastornos, es crucial en todos los casos
clínicos que el proceso de diagnóstico diferencial sea llevado a cabo de
una forma precisa. Los casos fronterizos entre TDAH y síndrome de
Asperger, pueden presentar serias dificultades para orientar
la intervención y sobre todo para matizar la información que van a
recibir la familia y los educadores.
Para el Doctor, Julián Vaquerizo, Jefe de
Neuropediatría del Hospital Infanta Cristina de Badajoz, los pacientes
que sufren asperger son personas muy inteligentes pero generalmente no
tiene habilidades sociales, poseen una obsesión por algún tema en
particular, rutinas muy marcadas y sobre todo carecen de empatía o
capacidad para interpretar el lenguaje no verbal.
En opinión del Dr. Vaquerizo muchos niños con TDAH tienen
rasgos clínicos de asperger. Los síntomas son principalmente
complicaciones en la interacción social (empatía, relaciones con otros
niños) y en la comunicación (pobreza de imaginación, fallos en la
comunicación no verbal y carencia de conversación).
Los especialistas indican que la problemática para diferenciar un TDAH y el síndrome de Asperger
surge en los primeros años cuando el niño muestra una dificultad para
interpretar los sentimientos de los demás y, a veces padece cierto
problema para centrar su atención o muestra una conducta
hiperactivo-impulsiva.
Especialmente durante la etapa prescolar
muchos niños de cualquiera de las patologías nombradas anteriormente
pueden tener un desarrollo casi idéntico. Según los especialistas, son
niños que les cuesta interrelacionarse con otros niños. Le resulta
difícil recortar y colorear. No utiliza rutinas sociales como “hola” y
“adiós” y suelen tener muchas rabietas.
“Al mismo tiempo estos pequeños destacan
en algunas disciplinas. Suelen ser muy buenos con los puzzles y juegos
de construcción. No suelen pedir ayuda, no les gusta el colegio porque
sufren rechazo y son excelentes para la música”, afirma el Dr. Vaquerizo
El niño hiperactivo presenta un
temperamento difícil y un nivel de inatención general e impulsividad
elevada al principio de la infancia. También muestra un interés activo
en el juego con otros niños, aunque a menudo tienen problemas en la
interacción social.
Estas dificultades sociales son
secundarias al patrón de inatención y consecuencia de una falta de
internalización de las reglas necesarias para la autorregulación de la
conducta.
En cambio, el niño con el Síndrome de Asperger
a menudo presenta problemas de atención selectiva mostrando una
capacidad adecuada para concentrarse en las actividades de su interés.
Su incapacidad para interactuar de forma recíproca viene acompañada de
una dificultad para entender y utilizar las pautas de comunicación no
verbal.
Además, la capacidad del niño con el
Síndrome de Asperger para participar en el juego social y cooperativo
está poco desarrollada. A diferencia del niño hiperactivo, que tiene
dificultades en el juego por la falta de atención sostenida y la
impulsividad, el niño con el Síndrome de Asperger tiene poca habilidad
creativa y rigidez y/o falta de interés en la experiencia social del
juego.
El curso de desarrollo de ambos
trastornos sigue caminos divergentes. Así, y durante la segunda etapa de
la infancia, el niño hiperactivo continúa experimentando problemas
severos de atención, los cuales suelen afectar su rendimiento escolar de
forma significativa.
Sin embargo, durante la infancia, el niño con el Síndrome de Asperger
muestra la capacidad generalmente adecuada para el aprendizaje
independiente. Pero, a medida que el niño se acerca a la adolescencia,
el déficit social se manifiesta de una forma más marcada y el patrón
restringido de intereses se intensifica.
En la etapa adulta, el trastorno de la
interacción social persiste, lo que conduce a una alta proporción de
adultos a experimentar dificultades importantes para iniciar y mantener
relaciones sociales.
Respecto al lenguaje, el niño con TDAH interrumpe las preguntas, mientras que el niño con síndrome de asperger no las entiende.
En relación a la atención, el niño con
TDAH presenta una atención dispersa y no puede detenerse ante los
estímulos, no filtra los mismos. El niño con síndrome de asperger, su
atención es deficiente, no le interesa.
A nivel social el niño con TDAH se acerca
a los otros niños, quiere relacionarse aunque luego pueda ser
rechazado. En el trastorno de asperger no siempre le interesa, no se
acerca; por tanto se relaciona poco.
Las respuestas de ambos trastornos a
diferentes tratamientos son también opuestos. Así mientras que los
síntomas primarios del TDAH responden con éxito al tratamiento
farmacológico, no existe un tratamiento específico capaz de erradicar la
alteración en el desarrollo social del niño con Síndrome de Asperger.
Aunque según el Doctor Julián Vaquerizo
estos niños muchas veces presentan síntomas comunes, como la inhibición
social. Por esa razón, en determinados casos el metilfenidato es el
medicamento ideal para el síndrome de Asperger ya que ayuda a eliminar
indicios de inhibición social que sufren algunos de estos pacientes.
Bibliografía: R. Caballero Andaluz. Prof. Titular de Psiquiatría Infantil. Universidad de Sevilla. “Comorbilidad y diagnóstico diferencial en el Sindrome de Asperger“, y J. Artigas-Pallares, K. Gacria Nonell. E. Rigau Ratera. Unidad de Neuropediatría del Hospital de Sabadell. “Comorbilidad en el TDAH”.
Publicado en fundacioncadah
https://neurometrics.wordpress.com/2015/12/22/diferencias-y-similitudes-entre-el-tdah-y-el-sindrome-de-asperger/
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