Deshaciendo falsas creencias sobre Asperger.
Hay
problemas evidentes para diferenciar diagnósticamente a personas con
síndrome de Asperger de aquellas que presentas otros cuadros similares.
Estas
dificultades diagnósticas llevan a que haya personas con síndrome de
Asperger que no estén diagnosticadas, o a que lo sean tardíamente… o a
que se dé el diagnóstico de síndrome de Asperger a personas que
presentan otros cuadros diferentes que se acompañan (o no) de espectro
autista.
No
es extraño encontrar adultos que no han sido diagnosticados en la
infancia y no han recibido apoyo terapéutico ninguno y que sin embargo
han desarrollado cierta empatía hacia los demás, entienden su lenguaje
no verbal y comprenden los convencionalismos sociales.
Cada
Asperger es diferente de los neurotípicos, y diferente de los otros
Asperger, y cada Asperger es igual a los neurotípicos e igual a los
demás Asperger. Todos somos iguales y, afortunadamente, todos somos
diferentes y en gran parte el éxito de la persona con Asperger dependerá
de la adecuación al entorno y del entorno. La diversidad es lo que
convierte al mundo en un espacio interesante.
La
mejor manera de entender a un Asperger es entender a la persona que hay
detrás del diagnóstico y, como dice Theo Peters, el futuro de las
personas con trastornos del espectro autista dependerá en gran medida
del nivel de motivación de su entorno inmediato (padres, hermanos,
pareja, etc.)
Los manuales afirman que la persona
con SA, por norma general, debe haber tenido una infancia asocial, y sin
embargo, charlando con adultos se descubre que, en muchos casos, su
infancia fue bastante común. Dicen esos manuales que la persona a la que
se diagnostica con síndrome de Asperger no tiene amigos, pero no es así
siempre, y son muchos los ejemplos en los que, si bien suelen ser
pocos, sí los hay (y las relaciones sociales son bastante plenas).
También
dicen que la persona con SA no tiene sentido del humor pero en la
práctica resulta que hay personas con el diagnóstico que lo tienen, y
muy divertido, por cierto. Esos mismos manuales diagnósticos decían
antes que la persona con SA se mostraba retraída e introvertida pero,
con el tiempo, se ha descubierto que hay multitud de personas con
Asperger que son justo todo lo contrario: desinhibidas, extrovertidas,
etc.
Todo
esto demuestra que los criterios diagnósticos solo pueden usarse como
referencia, que son movibles y cambiantes, y que dependen de las
investigaciones y generalización de resultados ya que, en el caso
concreto del síndrome de Asperger, no existe por el momento un marcador
biológico que pueda confirmar o desmentir el diagnóstico y, al final,
depende más de la experiencia del diagnosticador y de los hallazgos
nuevos que constantemente van apareciendo sobre este trastorno.
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